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Las Exhibiciones

presentadas por la Fundación María Félix

María Félix
La Diva y su vestuario de Cine
Museo del Noreste, Monterrey, México
Inauguración: 28 de febrero, 2018. 19:00 horas
Visitada por más de 135 mil personas en cinco meses.

CONFERENCIA INAUGURAL

Muy buenas tardes, señoras y señores. Gracias por acompañarnos en este día tan especial para México, Monterrey, el Museo del Noreste, la Fundación María Félix y en particular para los admiradores de la máxima figura del cine de habla hispana de todos los tiempos. Dieciseis  años después de su último adiós, nos sigue atrayendo una llama que no se podrá extinguir jamás. Prueba de ello es que estamos aquí hoy, listos para inaugurar la mayor y más completa exposición hasta el momento en torno a La Doña: María Félix. La Diva y su vestuario de Cine.

De ella se ha dicho todo. Fue “La mujer que se robó el siglo 20”, según Krauze. Cocteau la describió como “tan hermosa que duele”. Gallegos dijo que ella era: "Agua clara del remanso donde los cielos se miran". Y Paz la detalló como alguien que “lo encandiló; una realidad flotante, múltiple, visible para todos y para todos inasible. No es una persona; se ha convertido en el personaje de sí misma. María Félix nació dos veces: el día que su madre la echó al mundo, y el día que ella se engendró a sí misma”. Y el objetivo de esta hermosa exposición que el Museo del Noreste ha preparado es precisamente celebrar los 47 personajes a los que la diva le dio vida en su paso por la pantalla, al mismo tiempo que le rendimos tributo a su más logrado rol, aquél que ella creó e interpretó en la vida real: MARIA FELIX.

Bastaron las primeras capturas fotográficas de Figueroa para despertar la misteriosa magia del amor que hubo entre la cámara de cine y María Félix, hoy memoria y orgullo de aquella cinematografía áurea que se fue y que no pudiera entenderse sin su tránsito por los senderos de nitratos platinados que le obsequió el celuloide. Esta noche, y durante los próximos seis meses, recobramos lo que el tiempo ha desdibujado, celebramos a partir de esta exposición un pasado cercano, un legado, quizá involuntario de la actriz por atesorar aquellos atuendos, abalorios y destellos que capturaron su imagen para siempre en la memoria fílmica universal, y que hoy son resguardados por la Fundación que lleva su nombre.

La historia de María Félix después de su deceso por momentos suena como una de las tramas de sus películas más melodramáticas. Estoy seguro de que la mayoría la conocen de sobra, así que no los aburriré contándola. Me limitaré a hablar de mi experiencia. Ustedes se dirán: ¿y por qué a este cubano le dio por coleccionar a María Félix en vez de a Olga Guillot o Celia Cruz? Pues les diré.

Esta aventura mía con La Doña – nuestra, ya que la comparto con mi pareja - comenzó en julio de 2007 con la controvertida subasta en Christie’s de Nueva York. Durante dos días se subastaron más de 600 artículos que pertenecieron a María Félix, entre ellos sus pinturas, colecciones de porcelanas y arte decorativo, sus premios y guiones de cine, parte de su guardarropa personal y algunos vestidos usados en sus películas. Yo me he dedicado desde muy joven a coleccionar vestuarios de cine, mayormente de la época de oro de Hollywood; y ambos hemos coleccionado antigüedades durante muchos años. Creo que nacimos con alma de museo. Pienso que mientras la pieza esté conmigo estará protegida y a salvo. Cuando vimos el catálogo de lo que subastarían, nos entró una rara tristeza al ver que en dos días se iban a separar artículos que esta mujer había juntado, disfrutado y cuidado durante 88 largos años, y que iban a ser esparcidos por el mundo entero en un abrir y cerrar de ojos. Salvando la gran distancia entre María Félix y yo, me vi retratado en un acto que me parecía una injusticia del universo. Esto me podría pasar a mí al morir. Mis cosas irían al mayor postor como le pasó a María Félix. Y me hice las mismas preguntas que se hicieron muchos: ¿Por qué estaba sucediendo esto? ¿Por qué el gobierno de México no intercedía para mantener estos tesoros donde realmente pertenecen? ¿Por qué los grandes amigos de María, muchos de ellos poderosos y ricos, se desaparecieron y no dieron el paso necesario para abrirle un museo, un espacio donde sus cosas podían permanecer? Como muchos, culpé, sin saber lo que sé hoy, al heredero universal de no darle el valor adecuado a estas pertenencias. Era fácil vilipendiarlo. Lo que no sabía es que Luis Martínez de Anda se había pasado cinco años tocando muchas puertas a todo nivel: social, gubernamental y cultural para encontrarle un espacio al legado de La Doña y las puertas nunca se abrieron. Tampoco sabía que la propia María Félix también apeló a muchos para dejar sus pertenencias en algún recinto oficial y nadie escuchó.

María Félix lo guardó TODO: Su guardarropa personal de piezas de alta costura; sombreros, zapatos, pañuelos, lencería, manteles con los más exquisitos bordados; recortes de revistas y diarios; contratos; y las piezas que más le gustaron de su vestuario de cine a partir de que ya fue una estrella lo suficientemente importante para exigir, por contrato, quedarse con la ropa que más le gustaba una vez concluido el rodaje. Sus casas eran un almacén de recuerdos. ¿Piensan que si esta señora de notable ego no deseara perpetuarse en un museo que llevara su nombre hubiera llenado sus armarios con los vestigios de su vida y carrera? María Félix amaba el calor de su público, en palabras de Lara, nació para “sentirse idolatrada” y debe estar muy feliz donde quiera que se encuentre de ver como la estamos recordando, celebrando y sí… perpetuando.

Ese julio del 2007 logramos comprar algunas cosas, porcelanas, parte del vestuario, y lo que más anhelábamos: una de sus pinturas, así como la enorme lámpara de porcelana Meissen que velaba su sueño en su recámara de Polanco, y fue el único testigo de su muerte. Durante los siguientes once años hemos vivido momentos inolvidables, emocionantes y difíciles tratando de reunir y preservar piezas con mucho sacrificio, empeño, dedicación y pasión. La responsabilidad de la tarea es enorme, y la conservación y restauración son minuciosas y costosas. A veces nos parece imposible, pero María siempre busca la manera de que todo se junte. Hemos comprado una pieza y un año después ha aparecido el complemento para completar el conjunto. María está empeñada en reunir sus cosas de nuevo y a veces llegan a nosotros de una forma casi mágica. Un buen ejemplo es lo que sucedió con el atuendo que consideramos el gran tesoro de nuestra colección. En la subasta de Christie’s anunciaban un traje estelar por el cual se pujaba. Al ganarlo, recibías cuatro o cinco piezas menores como extras, en su mayoría piezas no identificadas. Compramos varios lotes de ropa y cuando recibimos la mercancía notamos que en uno venía incluida una blusa de lino rosa con adornos de espiguilla blanca. No la reconocimos. En otro lote se encontraba una gran falda con sus enaguas acompañantes del mismo material que la blusa mencionada. Era obvio que eran un juego, pero dado su color, no fue hasta un año más tarde que nos dimos cuenta que era el traje de novia que usó María para casarse con Negrete en el ’52. La moraleja de la historia es que si nosotros no llegamos a comprar ambos lotes, la blusa podría estar en Miami y la falda y enaguas en Bulgaria. Hoy forma parte de nuestro acervo de más de mil piezas que pertenecieron a María y será exhibido aquí por primera vez en 65 años.

En el 2014, con motivo del centenario de la diva, se creó La Fundación María Félix, una institución sin fines de lucro que radica en Miami, cuya misión es preservar y expandir el legado de la actriz a través de exhibiciones, conferencias, y diversas actividades buscando promover y enfatizar la importancia de María Félix como símbolo y embajadora de la cultura mexicana cuya perseverancia, disciplina y éxito constituyen un ejemplo para Latinoamérica y el mundo. Nuestro mayor objetivo es compartir nuestra colección y nuestro material de referencia con sus admiradores de siempre, así como las nuevas generaciones que están descubriendo quién fue esta fascinante mujer. Nuestra labor social, siguiendo la visión de María, es contribuir anualmente con becas para gastos de educación a estudiantes femeninas con recursos limitados que, como ella, demuestren su dedicación y talento para lograr con éxito una carrera como actriz.

 

Durante los próximos seis meses, más de 130 piezas de nuestro acervo vivirán aquí, en el Museo del Noreste, en celebración de las 47 huellas que María Félix dejó en el cine nacional e internacional – representadas a través de prendas únicas, afiches, bocetos originales, revistas, joyería, y accesorios. Por primera vez, estamos exhibiendo los más preciados tesoros reunidos durante tantos años, tesoros que todos los amantes del Cine de la Época de Oro reconocerán como:

- Los botines de cuero con el que dio sus primeros pasos en el cine en "El peñón de las ánimas", así como los aretes de cristales y la fusta con la que acarició a Negrete en la mejilla.
- El vestido negro de encaje bordado de "La mujer de todos" que lució cuando dijo su famosa frase: “Olvídame”.
- El único vestido que se conoce haya sobrevivido de la icónica película Enamorada, así como los rebozos del principio y del final de la película.
- El traje y el rebozo negro con los cuales cruzó el desierto en "Río Escondido", inmortalizados por la impresionante fotografía de Gabriel Figueroa.
- El último atuendo que lució en el cine en la película "La generala".
- Y por último, el más importante reconocimiento que recibió María Félix: La condecoración de la Legión de Honor otorgada por el gobierno de Francia en el año 2000 por su trayectoria cinematográfica – la primera mujer hispana en recibir ese alto honor.

Tengo que hacer un aparte para hablar de una obra emblemática que se ha incluido en la exposición, una obra que será exhibida por primera vez en 43 años. En el año 1971, María Félix le pidió a la gran artista mexicana Sylvia Pardo que la pintara. Pardo, una mujer tan fuerte y tan irrepetible como la propia María, le sugirió hacer algo diferente, único. ¿El resultado? Seis óleos de gran formato que conforman un biombo con dos caras: Tres Marías por una cara, y otras Tres por la otra. Además, le pinta un fascinante séptimo lienzo que titula Nuestra Señora del Apocalipsis, para mí la obra maestra. En mi opinión, ninguno de sus pintores captó la belleza de María como Sylvia Pardo, quien además de ser una gran muralista, fue una gran retratista. Félix, encantada con sus siete imágenes, las colocó en un lugar especial de su residencia de Polanco, en la Ciudad de México. Pero la muy estrecha amistad que existió entre ambas mujeres se tronchó cuando Pardo criticó la obra de Antoine Tzapoff, el pintor franco-ruso que fue el último compañero sentimental de La Doña. María, ofendida por las declaraciones de Pardo, mandó a sacar las pinturas de su casa en 1982 y desde entonces, su paradero fue incierto – algunos aseguraban que María las había mandado a quemar. Por suerte, no fue así y desde fines del año pasado son parte de la Colección Fundación María Félix. A partir de esta noche serán exhibidas aquí en Monterrey por primera vez en 43 años. Es para mí un gusto y un honor poder presentarles a los hijos de la gran Sylvia Pardo, quienes son nuestros invitados de honor esta noche y que hoy se reúnen con la obra de su madre. Señoras y señores, les presento a Tania González Pardo y Pedro Rosenbleuth Pardo para quienes pido un fuerte aplauso. (APLAUSOS) Tania, Pedro, quiero anunciarles que a partir de hoy, la Fundación María Félix instituye la Beca Sylvia Pardo para ayudar a niñas de bajos recursos con aptitudes para estudiar pintura y artes plásticas. En nombre de su mamá.

Quiero también reconocer que hemos incluido en esta muestra una bellísima obra del pintor cubano Iván José López Alonso quien radica en España en representación de todos los artistas que aún encuentran inspiración en María Félix.

En nombre de la Fundación, de sus oficiales y de su Junta Directiva - RENATO CAMARILLO DUQUE, ARTURO MORELL, FELIPE NÁJERA, OMER PARDILLO-CID, VIVIAN RUÍZ - quiero agradecer profundamente a todo el equipo de Tres Museos, a su Directora Magdalena Cárdenas; al Patronato de los Tres Museos; a Sergio Rodríguez por su brillante museografía; al equipo de Servicios Educativos por las ingeniosas formas en que nos están ayudando a llevar a María a los niños; a Luis Felipe Ibarra y a Elvira Ramos de Comunicación y Relaciones Públicas; a Ninfa Romero; a los Amigos de la Historia; a todos los medios que de una forma u otra han difundido la noticia de que María llegó a Monterrey; a Eduardo Rodríguez quien luchó por traer esta exposición a su ciudad natal; a mi amigo, compañero y ángel de la guarda, Gustavo Blanco por tantas y tantas cosas; y muy pero muy en especial a Claudia Ávila, coordinadora de Exposiciones e Irma Méndez, jefa de Colecciones y a todo ese maravilloso equipo: Alejandra, José Luis, Lucy, Mabel, Anel, Adrián, Julián, Meme, Gaby, Hugo, Cande, Bianca y todos los que trabajan en este espléndido museo, orgullo de México, por abrirnos las puertas y tratar a María con todo el respeto y cuidado que se merece. Ellos han sabido valorar que La Doña fue mucho más que una actriz. Fue una parte muy significativa de la historia de México y una incansable embajadora de su país y de sus mexicanos.

Quiero agradecer a los diseñadores de las creaciones que verán expuestas, en algunos casos a casi 80 años de ser creadas. Christian Dior. Cristóbal Balenciaga. Tao Izzo. Pero, por sobre todo, Armando Valdés Peza, modisto de cabecera de María Félix, su confidente, amigo leal y creador del 90% de su guardarropa de cine. Su huella imborrable creó el estilo, la elegancia y el toque de distinción que siempre la separó de las demás.

Quiero agradecerle a los admiradores de María quienes llenan las redes sociales de fotos, información y recuerdos de la diva de divas. En especial a los que mantienen esas páginas - LA MAXIMA DIVA, DIVA DE DIVAS, LA DOÑA FANS, DIABLA FRENTE AL ESPEJO, LA MEXICAINE, TODAS MIS GUERRAS, LOS ANGELES DE MARIA, FRASES DE MARIA FELIX, MARIA FELIX/BRASIL, AMIGOS DE LA FUNDACION, EL ETERNO ESPLENDOR, entre otras - que unen toda una comunidad que nunca la ha olvidado, y que fomentan en nuevas generaciones el interés por conocerla.

Por último, quisiera agradecerle a la Sra. María Félix por ayudarnos, guiarnos e iluminarnos en esta aventura y por seguir siendo fuente de inspiración para nosotros y para muchos. Ella siempre dijo que con disciplina y tesón los sueños se hacen realidad. Gracias, muchas gracias, a todos los responsables por hacer éste - nuestro sueño - una hermosa realidad.

Gonzalo Rodríguez

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